En una húmeda y fría tarde, en una habitación llena de vacío. Libremente confieso que estaba perdido en las páginas de un libro lleno de muerte, leyendo como morimos solos. Y si fuimos buenos podremos descasar allá donde vayamos.
Y en mi lecho de muerte, rezaré a los dioses y a los ángeles, como un pagano, a cualquiera que me lleve al cielo. A un lugar donde recuerdo haber estado hace mucho, mucho tiempo. Donde el cielo se desangraba, el mundo era oscuro y donde tú me llevaste y dejaste, solo.
Leeré hasta que el día termine y me lamentaré por todas las cosas que hice, por todo lo que te bendije, por todas las cosas que hice mal. En mis sueños, hasta mi muerte me lo preguntaré.
En tu casa quiero estar, habitación por habitación, pacientemente, te esperaré, como una piedra. Esperaré por ti a solas.
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