lunes, 15 de marzo de 2010

Aplicando la regla de los 5 segundos. Teoría descabellada nº 2

La regla de los 5 segundos (para abreviar R.C.S.) para los que no la conozcan se basa en el principio de: “si la comida está en el suelo más de 5 segundos esta no es apta para su posterior consumo”.

Aunque existen ciertas excepciones, por ejemplo si el suelo que se toca es el de la calle, el número de segundos se reduce a 3; si el alimento cae sobre una alfombra, el tiempo es solo de 1 segundo (los ácaros son rápidos como el demonio); y si se te cae en un baño público o en los vestuarios de un gimnasio hay que seguir dos pasos:

1º Pase lo que pase no comerlo (no vaya a ser que te salga “lengua de atleta”)

2º Pregúntate: ¿Por qué como en estos lugares? ¿Acaso eres el marginado típico de las películas “made in Hollywood”?

Esta regla supone la máxima de mi primera entrada. Pero ¿por qué no aplicarla a otros aspectos de la vida y a otras cosas que no son comida (porque con la comida no se juega, y en este caso, no se “maquiaveliza”)?

Pongamos por ejemplo que tu pareja/madre te regala una camiseta que por lo que sea te parece un atentado contra el buen gusto. Solución:

1º Tirar “sin querer” la susodicha prenda al suelo.

2º Esperar 5 segundos.

3º Soltar una frase como: ¡Recórcholis mi camiseta favorita en el suelo! Ya no podré ponérmela más; ¡oh! mundo cruel ¿por qué me castigas? (todo ello con un dramatismo digno de un Oscar)

4º Tirar a la basura esa prenda, pero recuperando parte de ese dramatismo del punto anterior, si no puedes, por lo menos no te rías cuando la estés tirando.


Otro caso; una mujer que por lo que sea no le gusta el hijo que acaba de dar a luz (ME NIEGO ROTUNDAMENTE A DECIR ESA GENERALIZACIÓN DE QUE TODOS LOS RECIEN NACIDOS SON GUAPOS POR QUE SE PARECEN A LOS CONEJOS DE LA ENTRADA ANTERIOR, PERO SIN PELO), que ocurre, sin ir más lejos la mía dijo que me parecía al hijo de la Pantoja. Solución:

-“¡Uy! se me cayó el muchacho y ya pasaron 5 segundos, ¿lo volvemos a intentar?”

Esto sería muy frecuente entre padres que pese a que “no querían” saber el sexo de la criatura preferían que fuese varón.

Pero en otros casos sería toda una barbaridad, como en el caso del “fúrgol”. A parte de dejarse una pasta en balones no veo a un árbitro cambiando un balón cada 5 segundos y enfrentarse a la ira de una marea de aficionados borrachos y sedientos de violencia. En cambio el baloncesto saldría ganando.

Conclusión: haz lo que quieras, pero si no te gusta algo busca una respuesta ingeniosa y quizás te salgas con la tuya (y no te obliguen a salir con la del vecino).

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